Soy producto de mi educación
¡¡¿QUÉ ME PORTE BIEN?!!
¿Cómo quieren que me porte bien?
Sí de niño veía que Tarzán andaba desnudo,
Cenicienta llegaba a media noche,
Pinocho mentía,
Isidoro Cañones gastaba toda la plata de su tío,
Batman conducía a 320 km.
La Bella Durmiente era una vaga,
Blancanieves vivía con 7 enanos,
Caperucita no le hacía caso a su mamá,
Manuelita se hizo un lifting y rajó a Paris.
Betty Boop iba vestida como una prostituta,
Pulgarcito tiraba migas por todas partes,
Popeye fumaba hierba...
¡Vamos! ¡Demasiado bueno soy!
RENUNCIO A SER ADULTO
Por la presente presento mi renuncia a ser adulto.
He decidido aceptar la responsabilidad de tener 6 años nuevamente.
Quiero ir a un local de comidas rápidas y pensar que es un restaurante de 5 estrellas.
Quiero navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos tirando piedras al agua.
Quiero pensar que los dulces son mejores que el dinero, pues se pueden comer.
Quiero tener un receso y pintar con acuarelas.
Quiero salir cómodamente de mi casa sin preocuparme como luce mi cabello.
Quiero tener alguien que me arregle y me planche la ropa.
Quiero regresar a mi casa, a una comida casera, y que alguien corte mi carne.
Quiero tomar largos baños y dormir 10 horas todas las noches.
Quiero recostarme a la sombra de un viejo roble y vender limonada con mis amigos en un día caluroso de verano.
Quiero abrazar a mis padres todos los días y enjugar mis lágrimas en sus hombros.
Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple.
Cuando todo lo que sabía eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas; y eso no me molestaba, porque no sabía que no sabía y no me preocupaba por no saber.
Cuando todo lo que sabía era ser feliz porque no sabía las cosas que preocupan y molestan.
Quiero pensar que el mundo es justo.
Quiero creer que todo el mundo es honesto y bueno.
Quiero pensar que todo es posible...
En algún lugar, en mi juventud, maduré y aprendí demasiado.
Aprendí de armas nucleares, guerras, prejuicios, hambre y de niños abusados.
Aprendí sobre las mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento, enfermedad, dolor y la muerte.
Aprendí que tú tienes que limpiar los inodoros.
Aprendí de un mundo que saben como matar y lo hacen.
¿Qué pasó con el tiempo en que pensaba que todo el mundo viviría para siempre, porque no entendía el concepto de la muerte, excepto cuando perdí a mi mascota?
Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi pelota de jugar, o me escogiera último para ser su compañero de equipo.
Cuando no necesitaba lentes para leer...
Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme nuevamente con las pequeñas cosas una vez más.
Quiero regresar a los días en que la música era limpia y sana. Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz porque yo lo era.
Caminaría de nuevo en la playa pensando sólo en la arena entre los dedos de mis pies, y el caracol más bonito que pudiera encontrar sin preocuparme por la erosión y la contaminación...
Pasaría mis tardes subiendo árboles y montando mi bicicleta hasta llegar al parque, sin la preocupación de que me secuestren.
No me preocupaba el tiempo, las deudas, o de donde iba a sacar el dinero para arreglar el auto.
Sólo pensaría en que iba a ser cuando grande, sin la preocupación de lograrlo o no.
Quiero vivir simple, nuevamente.
No quiero que mis días sean de computadoras que se inhiben, de la montaña de papeles en mi escritorio, de noticias deprimentes, ni de como sobrevivir unos días más al mes cuando ya no queda dinero en la chequera.
No quiero que mis días sean de facturas de médicos o medicinas.
No quiero que mis días sean de chismes, enfermedades y la pérdida de seres queridos.
Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de manos, de la palabra dulce, de la verdad, de la justicia, de la paz, los sueños, de la imaginación.
Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en la arena...
¡¡¡OH, Sí!!! Quiero volver a mis 6 años nuevamente... y ya está decidido.
Desde el Diván.
Monólogo de Jorge Guinzburg
Monólogo de Jorge Guinzburg
Entré al consultorio, me quité el piloto, lo colgué en el perchero, miré durante unos segundos cómo se iba mojando la alfombra y avancé hasta el diván.
Me senté; no estaba en condiciones de acostarme.
Si en esa sesión no miraba a la cara a mi analista, no hubiera sido capaz de emitir una palabra. Sabía que lo que había descubierto podía cambiar el curso de mi terapia. Percibía que por primera vez estaba a punto de descifrar por qué me afectaba tanto no entender la realidad, algo que les pasa también a muchos políticos, sólo que a ellos no les importa.
Mirándolo a los ojos, le dije a mi terapeuta: "Mi mamá y mi papá me engañaron todo el tiempo”. Y sin dejarlo pestañear fui desarrollando el nudo de mi angustia.
"...Y no fueron mentiras así nomás. Yo puedo perdonarles que me hayan asegurado que si tomaba la sopa iba a crecer, pero no esas calumnias que afectaron mi vida para siempre."
Con la carga adicional de saber que no estaba recordándolas todas, comencé a enumerar las que aún resonaban en mi atormentado cerebro:
"Si te pasa algo en la calle, llamá a un policía, él te va a ayudar. Los ladrones le tienen miedo a la Policía.
Juez no es cualquiera, primero tiene que demostrar su honestidad y que es el mejor en lo suyo.
Para integrar un partido político tenés que tener la misma línea de pensamiento que el resto de tus compañeros.
Si querés ganar mucha plata tenés que trabajar muy duro. El que roba va a la cárcel.
Los periodistas tienen que ser objetivos y en ningún momento mostrar su ideología, sólo tienen que informar y eso sirve para formar.
Si lo dijeron por la tele, es verdad.
Al final siempre ganan los buenos.
La Argentina es un país rico, vos plantás un palo de escoba y crece una planta, por eso acá nadie se muere de hambre.
Acá no trabaja el que no quiere.
Este es un país de inmigrantes, el que llega no se quiere ir más.
El banco es el lugar más seguro para guardar la plata.
El cliente siempre tiene razón.
Si sos honesto siempre te va a ir bien en la vida.
Mis derechos terminan donde comienzan los de los demás y viceversa.
Los políticos son los representantes del pueblo.
La escuela pública es la mejor, a las privadas van aquellos a los que no les da la cabeza para estudiar.
Un presidente, cuando asume, declara su patrimonio, y cuando termina su mandato no puede tener más que cuando asumió.
Después de las elecciones, el candidato que perdió se pone a disposición del que ganó para ayudarlo.
Ningún país se puede inmiscuir en asuntos internos de otro.
Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones.
Nos tienen bronca porque somos los mejores.
Como se come acá no se come en ningún lado.
Los países ricos ayudan a los países pobres.
La esclavitud se terminó hace rato y está prohibido que los chicos trabajen.
Después de trabajar toda la vida, el premio es que podés jubilarte y vivir sin laburar. "
Al llegar a ese punto, me arrepentí de verle la cara a mi terapeuta, él también estaba llorando mientras hacía añicos el retrato familiar que hasta ese día cuidaba como un tesoro.
¡¡Cuántos crecimos engañados en el país de mamá y papá!!.
Por Jorge Guinzburg.
Para los que no son de Argentina, Jorge Guinzburg
fue un creativo multifacético, hizo desde humor gráfico,
televisión, producción teatral, radio, periodismo...
Todos lo recordamos con mucho cariño.
¡¡Un grande si los hay!!
Para los que no son de Argentina, Jorge Guinzburg
fue un creativo multifacético, hizo desde humor gráfico,
televisión, producción teatral, radio, periodismo...
Todos lo recordamos con mucho cariño.
¡¡Un grande si los hay!!
“Todos los no”
de Ana María Shua
de Ana María Shua
No toques a los perros por la calle,
a los gatos tampoco,
no toques los faroles, las paredes o los cocos,
no toques mis papeles,
no toques mi cartera,
no toques la tele, la computadora, la heladera,
la nariz, el gomero, el techo, la vajilla,
no toques las estrellas, los monos, las vainillas,
no toques la perinola, la llave, la bombilla,
no te subas a la silla,
no te subas a la mesa,
no te subas al ropero, a la ventana, a mi cabeza,
a la luna, a la escalera, al escritorio,
no te subas a la cama, al trampolín, a la cerveza,
ni al cohete, ni al colectivo, ni a la reja,
No comas fruta que esté verde o esté sucia,
no comas nada que cualquiera te convide,
no comas maderitas, ni pasto ni frambuesas,
ni piedras que se te atragantan,
ni arena, tierra o basura.
No comas de la fuente, de la lata, de la mesa
Y por favor no te comas las orejas.
No pises la ropa, los pasteles, el charquito,
no pises mis zapatos, ni a tu hermano chiquito.
No pises.
Decía mi mamá, hablándome despacio.
Pero yo no le hacía ningún caso
© Ana María Shua
De Las cosas que odio y otras exageraciones.
Editorial Alfaguara Infantil, 1998
“La Vida Según Quino…”
… Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero, para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí.
Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.
Luego fiestas, parrandas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estés listo para entrar a la secundaria…
Después pasas a la primaria y eres un niño (a) que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo…
Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo…
¡¡¡ESO SÍ QUE ES VIDA!!!
Quino
Sitio Oficial QUINO